"Hay una gran diferencia entre la Bárbara Soto que te encuentras por la calle y la Bárbara Soto que pinta. La primera es una fuerza de la naturaleza que agita su cabello color caramelo mientras habla enérgicamente, mientras destruye el aburrimiento a su paso. La otra, es silencio que se convierte en color durante la madrugada.

El reloj anuncia que ya pasó la una de la mañana, pero ella no piensa dormir porque a esta hora está botando fuego. Se ha puesto una de sus cinco pijamas, una de invierno con una jirafa gigante que terminará con manchas de todos los espectros del color cuando el sol se asome..."

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Bárbara Soto, pintora que en redes prefiere presentarse como Manzana Pelirroja, comparte conmigo una madrugada de trabajo en la que priman el olvido, el vino y las ganas de volar. El resumen de esa velada fue publicado en el suplemento cultural de El Peruano.

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