Calderón de la Barca preguntaba qué es la vida. Y la respuesta final a esa incógnita se resumía en una palabra breve y frecuente: sueños. Mariana de Vivanco, pintando, le da la razón desde el tiempo y la distancia.

La pintora, de 29 años, me recibe en la galería Cecilia González de Barranco, donde hace algunos días exhibió su obra. Sin más, nos posicionamos en un par de sillas ubicadas, diría que estratégicamente, en medio de sus creaciones.

El diálogo comienza, entonces, con el relato sobre el origen de su vocación. Una historia que va de la mano con su niñez y sus primeros dibujos con crayolas y hojas en blanco, como todo mortal que pasa por el nido, inicial y primaria.

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Inconsciencia y realidad son dos planos del laberinto creativo que conjugan a la perfección con una paleta de colores y un lienzo en blanco. La propuesta de Mariana de Vivanco explora ambos terrenos y sobre eso conversamos en este texto publicado en El Peruano.