Mañana de sábado en Bajo de Guía. Una barcaza les acerca hasta la otra orilla del río Guadalquivir. A partir de ahí, los peregrinos afrontan más de cuarenta y cinco kilómetros de camino, en un entorno de naturaleza virgen dentro del Coto de Doñana, para aunar Fe y deporte en un intenso fin de semana.

Un grupo de trece miembros de la Universidad Loyola Andalucía han peregrinado a la Ermita de la Virgen del Rocío en una actividad organizada conjuntamente por el Servicio de Evangelización y Diálogo y el de Servicio de Deportes.

 

Los peregrinos, personal docente, de administración y servicios y alumnado, compartieron la experiencia del camino, que, para Lourdes Márquez, del Servicio de Empleabilidad y Emprendimiento es “un reflejo de la propia vida, ya que veces te toca caminar solo, pero te gusta ir acompañado de gente con la que compartes las mismas metas”.

 

“No conocía esa forma comunitaria de vivir la fe, ni tanta devoción a la Virgen”. Franziska Scholch es alemana, estudiante de Erasmus en la Universidad Loyola Andalucía. Cuenta que a ella lo que le motivó a inscribirse fue el hecho de profundizar en la cultura y las tradiciones típicas de Andalucía. “Lo más duro ha sido andar bajo la lluvia, a ratos sola y sin saber cuánto llevas ni cuánto falta, pero lo repetiría, he vuelto renovada”.

 

La peregrinación contó con la infraestructura de la Hermandad del Rocío de Chipiona, que con mucho cariño acogió a los peregrinos de la Universidad. Tanto fue así que los participantes que quisieron pudieron recibir el “bautismo rociero”, un pequeño acto que introduce a los peregrinos como “romeros”.

 

Luis Orihuela, profesor del Departamento de Matemáticas e Ingeniería y natural de la localidad onubense de Almonte, cuna de la devoción a la Virgen del Rocío, asegura que lo que le motivó a asistir fue “conocer desde dentro cómo viven las hermandades filiales las romerías”, ya que él es hermano de la Hermandad Matriz.

 

Para la también onubense Mayte Lara, del Servicio de Relaciones Internacionales en Sevilla, el camino ha supuesto una oportunidad para salir de la rutina y “dar sentido a las cosas que últimamente me están pasando”. Asegura que nunca ha vivido una experiencia así. “Ha sido una oportunidad de conocer más a la gente con la que trabajo diariamente y una forma de encontrarme conmigo misma”.

 

Ilusión, paz y serenidad para afrontar la rutina del día a día han sido los principales aprendizajes deEunice Piña, del Servicio de Infraestructuras, y Reyes Pérez de Ayala, alumna de 3º del Grado en Administración y Dirección de Empresas, que han podido rememorar y descubrir, respectivamente, la belleza interior y exterior del camino rociero.