En mis años de juventud había una historieta titulada Simón Simonazo, donde se narraban las aventuras de tres imberbes amigotes surgidos de los barrios menos agraciados de la ciudad de México. Malos para el estudio, pero genios para el cotorreo de alto calibre. Desde el momento que les conocí no dejé de comprar cada lunes su revista en el puesto de periódicos que me quedaba de camino a la escuela secundaria.

Apenas unos años después la publicación llegaría a su fin en su primera etapa, pero el buen sabor de sus historias y dibujos se quedaría para siempre en mis recuerdos, convirtiéndose en una de mis grandes influencias en el mundo del dibujo.

 

En tiempos más modernos, con la aparición del internet y el posterior surgimiento de las redes sociales me encontraría no solo con los autores intelectuales y materiales de las fechorías de la Trinca infernal, sino también con un considerable sequito de fieles lectores que, al igual que yo, crecieron leyendo  sus historietas y cuidándose al mismo tiempo de que sus madres no se las decomisaran y se las santificaran entre las llamas del boiler por considerarlas material non-santo.

 

Por medio del grupo de Facebook “Simón Simonazo Fans” surgió la invitación para participar haciendo algún trabajo ilustrativo, el cual pudiese llegar a comercializarse en favor del grupo creativo original de la revista. Un apoyo para aquellos que nos llenaron el rostro de sonrisas con las jaladas del Simón y sus amigos.

 

Sin más que decir, aquí queda mi obra, en la cual recreé una de las portadas que más me agradaba, puesto que yo siempre fui fan de las historias de terror.

 

Es un trabajo vectorial realizado en Adobe Illustrator CS5, solo un par de texturas fueron añadidas para darle mayor presencia.