El 19 de diciembre tuvo lugar la graduación de los bachilleres de la promoción 2023 en el Colegio Javier, mi Alma Mater. Hace 37 años, tuve el honor de despedir lo que en ese momento fue la primera promoción mixta de este colegio. El martes pasado, mi querida escuela me honró una vez más al solicitarme que fuera la oradora principal para dirigir un mensaje a esta nueva promoción, que ahora forma parte de las filas de los Antiguos Alumnos.

Enfocándome en la idea de que todo en la vida tiene un propósito, me esmeré por ofrecer un mensaje cercano y comprensible, abordando aspectos que considero cruciales no solo en la vida profesional sino también en la vida en general. Traté de vincular estos consejos a mis propias experiencias de vida y a una perspectiva espiritual.

Mi objetivo era evitar la monotonía y lograr que, dentro de la emoción de recibir sus diplomas, al menos algunos aspectos importantes de los consejos perduraran en la memoria de los graduados. Espero haber tenido éxito en esta tarea. La respuesta de quienes me escucharon fue positiva, y aunque, siendo alguien acostumbrado a hablar en público, experimenté ciertos nervios, creo que logré capturar su atención. Los numerosos comentarios positivos que he recibido me llenan de satisfacción, sabiendo que al menos he tocado una vida y he dejado una enseñanza con mis palabras y vivencias.

Mi fuente de inspiración fue mi profundo amor por mi colegio, y sobre todo, solicité una gran dosis de inspiración al Espíritu Santo, la cual creo que me fue concedida.

Agradezco de corazón a mi Alma Mater por este gran honor y por brindarme un momento inolvidable.