«Café contado» empezó siendo un libro de cuentos pero su perfil —que combina literatura, historia, urbanismo y arte— traspasó las fronteras del papel para dar origen a un universo identitario alrededor del café.

El libro evoca la tradición de escribir y pasar la vida en bares. Presenta 50 cuentos que combinan historias y tonos. Lo personal —y hasta biográfico— convive con datos urbanos muy precisos y con un paseo por los 50 bares iniciáticos del autor.

Las historias cuentan con ilustraciones que parecen dibujadas con lapicera. La tapa está impresa con el azul clásico de una Bic y combina con stamping cobre color café.

El libro salió al ruedo acompañado de su comunicación estratégica en redes sociales y en acciones de comunicación y prensa. Y una vez en la calle el producto siguió creciendo hacia una marca y sus emblemas. Se viene «Café contado II».

La identidad visual de la marca empieza con «Libros de pocillo», la editorial. Una taza pequeña, sintética que dialoga con las imágenes antiguas de bares de la ciudad de Buenos Aires. Tramas, fotos, fondos. Y tipografía Piazzolla para contar la historia.