Esta secuencia refleja de manera simbólica la decadencia de Maria Antonieta, joven y decapitada reina de Francia.
El objetivo fue fusionar la inocencia y el erotismo, dando como resultado un progresivo despojo cargado de aburrimiento y hartazgo.
A lo largo de las fotografías, Maria Antonieta va abandonando su pose de muñeca para convertirse en una mujer.