La idea de diseño del pabellón nace del análisis y entendimiento de la ubicación del árbol seleccionado que, en este caso, se trata del Carbonero Rojo. Este se encuentra ubicado en el costado norte del Jardín Botánico, en el límite entre la zona de Bosque Andino y la zona de Páramo.  

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La implantación del proyecto responde a los cuerpos de agua preexistentes que se localizan en un radio de 30m y hacen parte del circuito creado por el Jardín Botánico. Así pues, el Pabellón se convierte en un camino que se integra a los ya existentes, creando una zona de contemplación que une elementos como el agua, el Carbonero Rojo y el concreto. Este último se utiliza para delimitar el perímetro del espacio para así consolidar una zona que permite que varias personas puedan interactuar con el espacio de forma simultánea.