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Hasta el coño de no pertenecer a ningún sitio.
En Ciudad de México se hace, en contra de lo que pensaría alguien entre 9 o 21 millones de personas. Jorge me contó que los colores de las paredes podrían deberse a que las personalidades allí crecen para no parecerse a ninguna otra, que las fuerzas del orden roben y abusen a diario de aquellos a quien deberían proteger me confirmó que los mexicanos son tan cálidos porque en un sistema tan corrupto en el que solo pueden valerse entre ellos mismos te recibirán y crearán un vínculo contigo del que jamás te recuperarás.
Nadie me pregunta por qué he vuelto a México:
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En España hay agua potable en todas las casas (o casi todas). Creo que podemos beber hasta el de la ducha, hay ciertos privilegios que incluso en 12 horas nunca se olvidan. Justo antes de venir por primera vez a México, hace poco mas de un año, estuve viviendo un mes en Pasadena en la calle más adecuada de la Propaganda Americana y tampoco había agua potable en ningún grifo.
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En Ciudad de México más de la mitad de los secuestros se producen en taxis.
A mí en esta ciudad caminando sola por la calle no me han secuestrado: solo me han silbado, me han chistado como a un perro, han comentado abiertamente mi físico en voz alta desde un coche cualquiera. No sé si hay algún estudio que diga que eso le pasa al 100% de las mujeres en el 100% de las ciudades del mundo y que es injusto, denigrante e hiriente en el 100% de los casos.
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También hay personas que no hacen esas cosas en Ciudad de México y en todos los sitios del mundo.
Hay personas tan inalcanzables como reales, amigos con los que te sientes protegido que da miedo perder. Si algún día perteneciese a un lugar donde la vida no vale nada, o si perteneciese a cualquier sitio, ¿podría soportar el miedo a perder a alguna de ellas?
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En mi país nadie me pregunta por qué volví a México.
Siempre que conozco a un mexicano me pregunta que si al ser española me incomoda que me abracen. Lo que me incomoda es tener que despedirme luego, como de esta ciudad.
Si algún día vivo aquí, la odiaré como cualquier sitio al que pertenezco tarde o temprano.
De momento me gusta conocerla y quererla tal como es y no como me la cuentan los medios del otro lado del "muro", Ciudad de México.
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