A lo largo de la historia Chapinero se ha desarrollado longitudinalmente , consolidando ejes viales principales que conectan el norte con el sur, entre los cuales se encuentra la avenida Caracas, que se ha configurado como un límite o barrera en la ciudad, generando una clara segregación entre el oriente y el occidente.

 

La implementación  de un sistema de transporte masivo elevado como el metro en esta zona representa una oportunidad de reconciliación al estar alimentado por flujos y actividad provenientes de ambos costados, condición que deseo desarrollar en mi proyecto por medio de la creación de un eje transversal.

 

Al analizar el barrio, identifiqué la calle 43  desde la carrera séptima hasta el canal del Río Arzobispo como un espacio lleno de actividad, con variados usos como el educativo, residencial, comercial, cultural y un espacio público verde, el parque Sucre II pero con relaciones débiles entre sí, actuando como entes independientes, acentuando de una manera aún más fuerte esa falta de cohesión en la zona a pesar de contar con las condiciones y el potencial para consolidarse como un acceso importante al barrio; por lo que se plantea una puerta urbana sobre la Caracas , un sitio de contacto del medio creado con el medio natural, a través de un espacio de transición, un escenario intermedio entre la velocidad, el flujo, el ruido de la Caracas y el silencio, la tranquilidad y la paz del parque Sucre II y los cerros orientales.