El proyecto busca 2 cosas: Primero, devolver un área representativa de la historia e imagen de Colombia a los ciudadanos. Segundo, reintegrar espacial y funcionalmente a representantes y representados buscando que los espacios de discusión y decisión sean tangibles para los transeúntes. 

 A partir de hacer tangible los espacios de la democracia, se pretende hacer una intervención simbólica/material que lleve al ciudadano a la política y al político a la vida ciudadana. El edificio del nuevo congreso debe ser reemplazado por otro elemento que permita cambiar las dinámicas del lugar a partir de la mezcla de usos, la tensión entre habitantes y la apertura a la vida pública. 

Para ello, se propone un proyecto dividido programática en 3 partes. Un sótano qué alberga espacios servidores y privados que no pueden estar a disposición de cualquiera; una plaza pública con equipamientos, comercio y acceso visual y sonoro a las comisiones del congreso; y una gran cubierta que alberga las oficinas de los congresistas. De esta manera, se garantiza que los ciudadanos puedan vincularse al ejercicio democrático desde el espacio público y a su vez que los usuarios permanentes del edificio puedan contar con la seguridad y condiciones de habitabilidad necesarias para el ejercicio de su trabajo.

Por otra parte, la imagen del edificio busca representar unidad y solidez al tiempo de invitar a los ciudadanos a hacer parte de la actividad democrática. Para ello, se propone una silueta abstracta compuesta por la repetición de un elemento, corta-soles en bronce, y una forma de marco urbano que invita a entrar al proyecto.