El centro histórico de la Candelaria se caracteriza por ser un sector cultural y turístico, y además, se ha convertido en uno de los focos educativos más importantes de la ciudad en los últimos años. Estas actividades han permitido que la población flotante aumente y se generen problemas de movilidad, inseguridad, falta de apropiación del espacio público, entre otros. En consecuencia, la demanda de vivienda en el sector es alta, mientras que la oferta es muy poca. Debido a esto, se propone realizar vivienda, enfocada a la población estudiantil pues es una de las que más frecuenta el lugar, con el objetivo de ser parte de la solución a estos problemas. Teniendo en cuenta las necesidades de los usuarios, la propuesta busca situarse  en un lugar estratégico, que tenga cercanía a puntos de transporte público y sea un punto central entre las universidades principales de la localidad y sus alrededores.  Además, entendiendo las condiciones del lugar, la disposición formal del proyecto tuvo en cuenta el carácter heterogéneo y fraccionado del paisaje de la Candelaria. Así, una estructura conformada por módulos se convierte en la idea principal para operar. Con La analogía de un juego de jenga o lego,  se propone que las piezas se superpongan y mantengan un equilibrio. Con lo anterior, se concibe un volumen fraccionado, que se relaciona con su entorno en primer piso reactivando la plazoleta de la Pola para engrandecer su carácter histórico y generando mayor espacio público. Los apartamentos son de carácter individual, que propicia privacidad, y e edificio se comunica verticalmente por puntos fijos a los extremos. Asimismo cuenta con espacios de esparcimiento con áreas comunales en último piso y un primer piso público cubierto de uso comercial.

 

La idea central del proyecto es permitir que al interior se generen dinámicas nuevas, visuales y sensoriales, distinto a una vivienda estudiantil común que generen nuevas formas de habitar un lugar.