El proyecto se inserta en un contexto histórico consolidado el cual alberga una memoria en la que las artesanías y la cultura, siempre han tenido un papel protagónico.

El trabajo artesanal ha sido uno de los elementos que ayuda a diferenciar las culturas colombianas y a mostrar la riqueza y biodiversidad que caracteriza la Nación. Es por eso que se toma como estrategia para la reactivación del centro de Bogotá, las artesanías como transportadoras culturales de memoria y tradición, y un eje turístico importante para el país.

 

Se retoma el concepto de Pasaje, característico del centro histórico bogotano, lugar congregacional donde las artesanías llevan comercializándose 120 años y que ya forman parte de su identidad y del día a día. Los pasajes, retomados de las grandes urbes europeas, fueron parte de una iniciativa para mejorar el comercio del centro de la ciudad y para brindarle espacios de calidad a su gente. Como Los cultivos zenúes conectan y le dan vida a cada pedazo de suelo que irrigan. Es por eso que como estrategia principal para el proyecto, se adopta este concepto como detonante arquitectónico y urbano el cual forma la conexión entre el pasado y el ahora, y en el que la arquitectura le da vida a la ciudad.

 

La ciudad funciona como una artesanía, tienen unas partes que la componen, unas piezas que la unen y unas características particulares que son las que consolidan su identidad. También es un objeto que el tiempo modifica, pero nunca lo transforma. Este proyecto consolida una de las piezas que une esta pieza llamada Centro Histórico con las partes que ya la componen, modificando sus dinámicas y actividades, rescatando su identidad y su esencia.