AU REVOIR - READY MADE
Prefacio
Marcel Duchamp nace en Francia, un 28 de julio de 1887, en el seno de una familia acomodada. Su padre fue alcalde de Blainville y la madre de Duchamp gustaba por la pintura. Esta práctica artística por parte de la madre les hace seguir el mismo camino a sus dos hermanos y a Marcel. Duchamp, sin formación estrictamente reglada en el arte, comenzó pintando cuadros impresionistas a una temprana edad. El fauvismo y el cubismo tuvieron su inflencia posterior en el artista y los principales temas que configuran su obra son el movimiento y el erotismo. Este último tema muy presente a lo largo de su vida lo llevó a travestirse a la edad de 30 años, naciendo su álter-ego Rose Sèlavy. El extrovertido Marcel no le gustaba regirse por fórmulas establecidas ni recibir influencias, el arte era una experiencia y acabría encontrando en el dadaismo una forma de expresión crítica, sincera y jocosa. Nueva York supone el despertar de Duchamp y durante la visita a un parque de atracciones comienza a concebir todos los elementos en derredor como potenciales obras de arte. La vivencia experimentada en el parque le lleva al artista a sacar de su entorno objetos cotidianos dándoles su toque personal, simplemente por mera diversión. El primer objeto creado bajo esta índole fue Rueda de bicicleta, en 1913. Esta práctica artística recibiría posteriormente el nombre de ready made y se basa en descontextualizar y desfuncionalizar un objeto para convertirlo en obra de arte. El primer ready made sin sufrir ninguna alteración fue El botellero, en 1914 y la obra icónica por excelencia de Duchamp fue La fuente, en 1917; sin haberse dado cuenta había abierto las puertas del estremecedor mundo del arte conceptual.
Justificción y consistencia teórica
Au revoir es una crítica a las obras ready made y al sucesor arte conceptual.
La obra es una tubería de desagüe de inodoro sin ninguna modificación y es una alegoría del camino y dirección recorrido por el arte conceptual, estamos ante el último eslabón que cierra la cadena de este anti-arte. Lo que empezó como una burla hacia la comunidad artística internacional acabó convirtiéndose en tendencia. Tal vez, el único objetivo de Marcel con Rueda de bicicleta fuera disfrutar de la experiencia de crear algo distinto a las pinturas que acostumbraba, porque eso era el arte para el, una experiencia. O tal vez quisiera entrar en polémica con los artistas, generar caos y destrucción, romper con las leyes; características propias del movimiento dada. De una forma o de otra, Duchamp acaba creando una generación de anti-arte apreciado por cuatro borregos, el hamparte. En este ‘arte’, si lo podemos llamar así, todo vale. Simplemente con dar a la obra un trasfondo filosófico, por muy insulso que sea, y tener un renombre dentro de la comunidad acabas creando una masterpiece, pongo el ejemplo de Yoko Ono. Au revoir, adiós en francés, trata de romper con la tradición actual y epatar en el observador y en la comunidad artística. Supone el final del camino iniaciado por Marcel con La fuente, y simboliza que el arte conceptual tarde o temprano caerá enpicado por su propio peso, como si de un excremento humano infesto que está carcomiendo el verdadero arte se tratase.
