In memoriam
 
14/10/23
 
¿Cómo empiezo? Esa pregunta difícil me la he hecho en diferentes momentos de mi vida. ¿Cómo empiezo uno de los discursos más importantes de mi vida? Sin duda, el más importante, Abuelita.
 
El Origen.
 
Preguntarnos acerca del origen siempre me ha parecido apasionante, místico, indescifrable. De por sí ya preguntarnos algo, lo que sea, representa un misterio cósmico. El universo tomando conciencia de sí mismo. La vida mirándose ¿qué digo? contemplándose a sí misma. La contemplación como el eco de la vida, el vacío que se llena entre la imaginación, lo real, lo simbólico y lo etéreo.
 
¿De dónde venimos entonces? Ciertamente hay preguntas tan complejas pueden existir múltiples respuestas. El ser humano en su versatilidad, puede buscar, inventar, demostrar, analizar, sentir, intuir. Qué maravilla esa subjetividad de que veamos el mundo a través de nuestros propios ojos o nuestros propios corazones. Qué impresionante también, buscar en lo objetivo la otra cara de la moneda en el camino a la verdad.
 
Para facilitar la tarea preferiría preguntarme ¿De dónde vengo yo? Y aunque también hay un entramado diverso de respuestas, tengo una certeza: vengo de ti, Abuelita.
 
Ella.
 
De facciones pronunciadas, bien marcadas, revelaban su temperamento. Mujer fuerte, valiente, metódica, pulcra, devota. Entre sus múltiples capacidades, tenía la cualidad más bella de todas: su sensibilidad. Por ende, estar a su alrededor era tener la tierna oportunidad de ser cuidado, atendido, educado, correcto.
 
A veces ser así nos puede hacer caer en la trampa de lo rígido, de lo inmóvil. Pero mi Abuelita lo sabía, por eso le encantaba el juego. el humor, Ias carcajadas. Ese alimento que tanto bien le hace al alma para apaciguar las dolencias de la existencia.
 
La vida no es fácil pero tampoco difícil. Es lo que es. De los valles paisas surgiste, como crecen las flores de tu tierra: preciosas. De las vueltas de la vida llegarías al Putumayo, donde la vida te cruzaría con nuestro Abuelo. Esa otra parte de mi origen multidimensional.
 
De ser la niña que deseó ser tan entregada a sus creencias y espiritualidad -que querías ser monja-, la vida, siempre imprevisible, te llevó de la mano de mi Abuelito a esta tierra que bien conquistaron juntos: Santander. Serías madre de 8 bellos hijos e hijas. El vientre que le daría sentido incluso a mi propia existencia y a la existencia de las generaciones que están por germinar.
 
Aquí puedo apreciarlo, mientras juntos en familia, como nos enseñaste, nos miramos a los ojos entre diferentes épocas, tiempos y espacio.
 
La Familia.
 
La Familia es para mí, uno de los símbolos más importantes de la existencia ¿De dónde vengo? también de ustedes, mis amados y amadas. La Familia que la vida, Dios, el universo, me dió la oportunidad de tener para ser el oasis de mi existencia. Mi infancia fue muy feliz gracias a ustedes.
 
De Limoncito al parque de las Palmas, donde estuviera nuestra Abuelita también era el Hogar. Pues una familia al conformarse busca un lugar donde cultivar el amor, la comprensión, la compasión, la potencia. Y no es fácil, donde hay mundos completamente diferentes también existe el conflicto. Es natural. El caos que es el universo, de su indiferencia frente a nuestra existencia, aquí estamos nosotros como especie tratando de darle un orden, cohesión, unión. El amor entonces surge como la fuerza más poderosa que sostiene no solo nuestros vínculos y cercanía (a pesar de la dura distancia a veces) sino al mismo universo en su acelerado proceso de evolución y cambio en el espacio-tiempo. 
 
A todos "la vida nos da y nos quita, camarada", diría el cantante. Hoy estamos reunidos, en este ritual, esta ceremonia -que tanto te gustaban-, para despedirte. No lo diste todo y más, Abuelita. Míranos. Somos tus hijos e hijas. Las ramas frondosas de tus raíces. En medio de la nostalgia se hace preciso honrar la alegría de que a su manera la Abuelita logró eternizarse en nuestros espíritus.
 
La Muerte.
 
La otra certeza de la vida. En medio de las múltiples probabilidades de la existencia, morir es lo único seguro cuando llegamos a este plano material. Pero el alma es sabia, reconoce que en nosotros la trascendencia es el rastro que dejan nuestros pasos en la tierra. Nada será como antes. Es un momento para entenderlo, para resignarse lúcidamente. Tu partida nos duele pero también reconocemos que es la vida reafirmándose a sí misma. El eclipse no suprime la luz del sol y tampoco dura para siempre. Descansa en paz, Abuelita. No lo diste todo y más. En todos nosotros y nosotras sembraste con la fuerza y la esperanza de una campesina que ara la tierra.
 
Sólo resta agradecer. Agradecer por la oportunidad. La vida es un instante. Gracias a todos quienes tuvieron sus expresiones de amor con la Abuelita. Todos en nuestra propia forma y subjetividad también pudimos vernos a través de los ojos brillantes de un ser bellísimo.
 
Valga el momento entonces para ser más conscientes de que lo más valioso que poseemos es nuestra propia existencia. La muerte y el dolor son maestras que nos recuerdan lo vital de nuestros pasos en nuestro camino. El tiempo pasa, sin tregua. No dejemos que se nos escape cuando cada día es una nueva oportunidad para amar y ser amados. Todo final es un nuevo comienzo. Qué éste sea el mejor de nuestras vidas. Estemos donde estemos, Ia Abuelita siempre estará con nosotros.
 
Feliz vuelo, Abuelita.
 
🕊️🌻☀️
In memoriam.
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