Hoy vi al agua, la sentí muy mía.
Fragmentando la luz, saltando de alegría.
Me cautivó su baile, y percibí la inmensidad de su coraje.
Me enamoró en cada caída.
Quiero creer que su movimiento afectaba el mío, pues trascendía la barrera de mi espíritu, cual creí como aire.
Me vi siendo ella, no en mi reflejo, pero sí en su cadencia, en su sonido. La admiré y la contemplé.
Quizá me faltó tiempo, pero regreso cada vez, en cada momento. Como ella a cada caída.
Regreso a ella. La siento mía.
Claudia Elisa Islas
