Mirador de la Roca
Andrea Calvo, Valentina Gámez, Pedro Hurtado
El mirador de la Roca está ubicado en la avenida circunvalar con calle 30b, en un punto con una vista privilegiada del paisaje urbano de la ciudad de Bogotá y del paisaje natural de los Cerros Orientales. Compuesto por un pabellón subterráneo en concreto y una torre en madera, el proyecto utiliza la dualidad material para reforzar las visuales, perderse en el paisaje y revelar la vista progresivamente en el recorrido.
El pabellón subterráneo permite enmarcar visuales antes no vistas, especialmente aquellas del bosque andino y el cielo a través del reflejo, además de generar una experiencia donde se priva de la vista para guiarse solo por el camino desde su acceso. Por el contrario, la torre de madera, con su celosía que aprovecha la cualidad modular del material, revela visuales específicas a través del movimiento vertical creando marcos que resaltan la belleza de las montañas y el “skyline” de la ciudad. En particular, se busca enmarcar las montañas, el paisaje cercano y los hitos de las torres del parque a través de aperturas que se encuentran durante el recorrido; mientras la geografía de los cerros y la silueta del paisaje bogotano, se enmarcan en el último piso o mirador. Así, el mirador plantea un espacio de contemplación a todo lo que ofrece Bogotá, y resalta esta cualidad de paisaje y belleza, a veces olvidada por ciudad.
El pabellón subterráneo permite enmarcar visuales antes no vistas, especialmente aquellas del bosque andino y el cielo a través del reflejo, además de generar una experiencia donde se priva de la vista para guiarse solo por el camino desde su acceso. Por el contrario, la torre de madera, con su celosía que aprovecha la cualidad modular del material, revela visuales específicas a través del movimiento vertical creando marcos que resaltan la belleza de las montañas y el “skyline” de la ciudad. En particular, se busca enmarcar las montañas, el paisaje cercano y los hitos de las torres del parque a través de aperturas que se encuentran durante el recorrido; mientras la geografía de los cerros y la silueta del paisaje bogotano, se enmarcan en el último piso o mirador. Así, el mirador plantea un espacio de contemplación a todo lo que ofrece Bogotá, y resalta esta cualidad de paisaje y belleza, a veces olvidada por ciudad.
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