Este proyecto tiene un tema algo especial en las personas que viven en la capital de Bogotá, en la ciudad de Facatativá. Don Armando Melo, más conocido como el pintor del pueblo, es una persona que es conocida por la mayoría de habitantes de la ciudad. La principal actividad que hacía por la que era conocido, era porque era un habitante de calle, el cual pintaba las calles, solía pintar las carreteras con motivos en la época de navidad, o algunas veces se le veía pintando postes, con los nombres de los locales que quedaban en frente de estos. Una de las tantas curiosidades de Don Armando era que nunca usó pinceles para hacer sus obras callejeras, solo pintaba con los dedos, ya que era una persona en estado de calle sin recursos. Con el tiempo se convirtió en una de las personas más representativas de Facatativá, siendo un ícono del pueblo. 

Hoy día esta en rehabilitación a las afueras de la ciudad. 

Para este proyecto se realizó una fusión de tendencias en el diseño, la primera es la tendencia de diseño orgánico, más suave y natural, que ha estado apareciendo lentamente al margen de las principales tendencias de diseño gráfico durante los últimos 10 años más o menos. Por esto se pensó en usar a la naturaleza como un buen complemento para la pieza. La segunda tendencia que se usó fue la del clásico efecto blanco y negro, suave, sutil, inquietantemente tentador.

Hay algo reconfortante y hogareño en la falta de color en un mundo multicolor. Los colores brillantes y llamativos multicolores son una forma muy obvia de atraer la atención inmediata. Pero 2021 dice ser el año de la reacción. En un mundo veloz, ultra sensacional, una opción inteligente no es competir con los más grandes y brillantes, sino ir en la dirección opuesta. 2020 vio un movimiento hacia paletas apagadas y el 2021 parece dar un paso más. Por esto el rostro de nuestro personaje principal es monocromático.