La Ribagorza quería demostrar que era algo más que Pirineo. Por eso necesitaba una marca que, además de sus preciosas montañas y su Aneto, representara cada uno de sus otros rincones, quizás no tan conocidos.

Para ello, realizamos una investigación y sesiones con alcaldes, asociaciones empresariales y visitantes de la zona para identificar sus mejores atractivos y su verdadera esencia. Y, por supuesto, también pasamos unos días de “vacaciones” por la zona.

Fue increíble descubrir en primera persona todo lo que la Ribagorza tenía por ofrecer, y así es como lo reflejamos.

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