Anónimos 4
"La silla, aquella en la que nos sentamos para compartir en las reuniones, no solo se presenta como una cosa, como un objeto común y vacío carente de significado, sino que adquiere el carácter de espacio que se habita, que contiene; deviene retrato, un retrato de un cuerpo que la habita, deviene presencia de ese cuerpo que va y viene, con o sin nombre, común y corriente, honesto y deshonesto. Es la ciudad el escenario del conflicto interno del ser, en el que aquello que se niega, que molesta y que se rechaza, brota desde la cotidianidad y nos distorsiona en seres cansados, agotados, trastornados; ya no hay espacio para los desesperados por lo que la silla aparece como un refugio para aquellos que ya no encajan en esa sociedad, un lugar seguro para expulsar el malestar; se convierte en un símbolo de catarsis, depuración, encuentro con el ser."
Juan Camilo González Millán