A la hora de pensar en un nombre que identifique al emprendimiento (venta de productos alimenticios provenientes de Italia en Palma de Mallorca), investigué acerca de la llegada de inmigrantes a la isla de Baleares.
Según estadísticas del 2020, el 18% de la población balear está compuesta por residentes de nacionalidades extranjeras (vs. 4% en 1998), la tasa más alta de toda España y que supera ampliamente la media nacional (11%).

La colonia más importante en las islas es la marroquí y el segundo lugar corresponde a los residentes con pasaporte de Italia. En este caso, hay que tener en cuenta que muchos argentinos han adquirido la nacionalidad italiana durante los últimos años, al igual que la española, esto también se ha dado con los nacidos en otros países de Latinoamérica.

Focalizando en nuestro país, me topé con el dato que la mayoría de argentinos que viven en Mallorca proceden de Mar del Plata y alrededores. Esto se debe a múltiples factores, que seguramente son beneficiados por la similitud entre ambas ciudades. Esto se oficializó en 2009 al decretarse su hermanamiento.

Asimismo, Mar del Plata al igual que Palma tiene un estrecho vínculo con el movimiento migratorio procedente de Italia ya que en sus orígenes su población fue mayoritariamente de ese país, especialmente dedicados a la pesca.
A Mar del Plata se la conoce como “la feliz”, término que tranquilamente puede asociarse a Palma y su entorno.

Un joven Jorge Luis Borges describía así los encantos de la isla:

Mallorca es un lugar parecido a la felicidad, apto para en él ser dichoso, apto para escenario de dicha, y yo, como tantos isleños y forasteros, no he poseído casi nunca el caudal de felicidad que uno debe llevar adentro para sentirse espectador digno (y no avergonzado) de tanta claridad de belleza. Dos veces he vivido en Mallorca y mi recuerdo de ella es límpido y quieto: unas tenidas discutidoras con mis amigos, una caminata madrugadora que empezó en Valldemosa y se cansó en Palma, una niña rosa y dorada de la que estuve enamorado tal vez y a la que no se lo dije nunca, unos días largos remansándome en el cálculo de las playas. Ahora dejo de escribir y sigo acordándome”.

Poema publicado en el diario local El Día (1926)
Volviendo al emprendimiento, los alimentos también son sinónimo de felicidad ya que producen innumerables sensaciones positivas en el ser humano.

En cuanto al nombre, basándome en el origen de los productos a comercializar a fin de lograr una fácil asociación, me incliné por la Felicitá (“la felicidad” en italiano).
En cuanto a la elección de los colores, la presencia del amarillo (dos tonos) busca transmitir el sentimiento de felicidad y optimismo. El naranja rojizo aporta la energía para llamar la atención y despertar al cliente abriendo su apetito. Por último, la gama de azules representan la identidad balnearia de ambas ciudades permitiendo así reforzar el origen del nombre. Con esto se trata de establecer una cercanía que genere confianza.
La tipografía Dancing Script intenta reflejar una apariencia vivaz y espontánea. Se adecua con una actividad informal y entretenida como es la comida. A su vez, se combinó con una fuente mucho más legible y elegante en el subtítulo y el cuerpo del texto como es Josefin Sans.
la Felicitá
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la Felicitá

Elección del nombre y diseño de imagotipo e identidad visual para un emprendimiento dedicado a la venta de productos en primera necesidad en Palm Read More

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