INFORME : DE LA CUEVA A LA CABAÑA
En el texto De la cueva a la Cabaña, el arquitecto Alberto Campo Baeza hace referencia a un libro de Kenneth Frampton donde alude a dos categorías, descriptas por Gotfried Semper con los términos "estereotómico" y "tectónico”. No se trata de conceptos abstractos aplicables a la Arquitectura, sino que son términos eminentemente arquitectónicos, sumamente eficaces, en palabras de Campo Baeza, “para entender "que" hacemos los arquitectos como para comprender "como" lo hacemos”. Dentro de la categoría de estereotómico (del griego stereos que significa sólido y tomía, que significa cortar) se encuentran las obras en las que la masa que trabaja a compresión y cuando conforma un espacio, lo hace por superposición de partes iguales. En cambio, se denomina tectónico a la forma construida a partir de un procedimiento material en la que distintas partes se conjugan constituyendo una única unidad espacial, en el sentido de una trama.
Es obvio que Frampton se está refiriendo aquí a ese prodigio estructural que es gótico en el que un material claramente estereotómico como es la piedra, adopta caracteres tectónicos en una situación límite, casi milagrosa, constituyendo una estructura donde se distinguen los nervios de la plementería, como una premonición de lo que siglos más tarde hará el Movimiento Moderno en su desglose de pilares y cerramiento.
Aunque estos hechos sean tan conocidos por todos, es necesario repetirlo. Tendemos a no enterarnos de las consecuencias ontológicas de estas distinciones, es decir, del modo en que el entramado de la estructura tiende hacia lo aéreo, a la desmaterialización de la masa, mientras que cuando la forma de la masa es telúrica, se asienta siempre en lo más profundo, dentro de la tierra.
La primera tiende hacia la luz, mientras que la otra lo hace hacia la oscuridad. Estos opuestos gravitatorios, la inmaterialidad de la trama y la materialidad de la masa, pueden servir bien para simbolizar los dos opuestos cosmológicos a los que ellos aspiran: el cielo y la tierra.
En una arquitectura tectónica, "la gravedad se transmite de una manera sincopada, en un sistema estructural con nudos, con juntas, donde la construcción es articulada", donde se deja de trabajar solo a compresión y aparecen los "momentos". y axial como los edificios clave de la historia de la arquitectura pretérita, pétreos, masivos, pertenecen a lo que hemos llamado carácter estereotómico, otra parte importante de la arquitectura, la más reciente, realizada con materiales mas ligeros, pertenece al campo tectónico. La condición efímera de aquellos materiales ligeros como la madera, hace que cuando se ha pretendido la permanencia en el tiempo, se haya empleado básicamente la piedra. hasta que apareció, ya muy recientemente, el acero.
Uno de los puntos claves del acero es el conjugar su máxima durabilidad con su carácter ligero, además de su capacidad de resistir la concentración de fuerzas que pasan por el. La capacidad de resistir los esfuerzos estructurales que los arquitectos y los ingenieros llamamos "momentos". Bien sabia todo esto mies van der rohe que levanto toda su obra con un carácter claramente tectónico. Y también bien sabía el maestro cuanto de irónico tenía el buscar la permanencia a través de unos elementos, los tectónicos, más perecederos que los estereotómicos. Quizás para confirmar que lo que permanece son las ideas por encima de las formas. Como pasara durante tantos anos con su pabellón de Barcelona destruido, y que sin embargo fue motivo de enseñanza continua para todos, con una fuerza tan grande como la de los mas imperecederos templos griegos.
En conclusión, los próximos años, este mecanismo de análisis arquitectónico a través de las categorías de lo tectónico y lo estereotómico, en definitiva un mecanismo capaz de concretar los temas de la luz y la gravedad, puede ser enormemente útil a los arquitectos tanto para desarrollar sus ideas como para poner en pie las obras que las materializan.